Dejar hacer, dejar pasar
Es imposible saber la postura del Gobierno mendocino ante estos asuntos, porque ellos mismos no lo tiene claro.
Su conducta pareciera obedecer al laissez faire, laissez passer, el credo de los fisiócratas. Dejad hacer, dejad pasar. Que, aquí y ahora, deriva en el simple \"no te metás\".
¿Cómo se traduce ese pasotismo? Veamos.
Los legisladores nacionales más influyentes del peronismo tienen sus jefes políticos en Buenos Aires, en la Casa Rosada. Desde allí los manejan como marionetas.
Nadie del oficialismo, por lo tanto, defiende a Mendoza en el Congreso.
Y nadie, acá, dentro del oficialismo, hace nada al respecto. Ni siquiera los intendentes, que, al borde del ahogo financiero, convalidan la dramática renuncia de los recursos provinciales en beneficio de la Nación. Se contentan con humillarse en Buenos Aires por monedas.
Racconto, un outsider de la política, un Alien del peronismo, se desmarca permanentemente y pone en apuros al Gobierno.
En el Gobierno aceptan la anomalía calladitos.
El sindicalista Roberto Picco, vicepresidente del Partido Justicialista mendocino (¡nada menos!), dice que el gobierno de Jaque es el más corrupto de la historia y señala, con nombre y apellido, al gobernador y a sus principales colaboradores como responsables de maniobras espurias.
Nadie en el PJ hace nada. Apenas alguna protesta, tímida, por parte de su titular, Juan Marchena. \"En breve hay cambio de autoridades\", se consuelan para justificar la inacción.
Es el consuelo de gente con poco carácter.
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