lunes, 17 de marzo de 2008

LOS 100 DIAS DE CK

Cristina cumple 100 días al frente del país La Presidenta buscó abrir la Casa Rosada a los gremios y la Iglesia, con dispares resultados. Consolidó la política regional. Buenos Aires. Aunque consciente de ser la sucesora de Néstor Kirchner, la presidenta Cristina Fernández buscó hacer algunos cambios de estilo: reconoció la crisis energética negada desde 2003 y, contrariamente a su antecesor que siempre los mantuvo fuera de su despacho, recibió al cardenal Jorge Bergoglio, a los asambleístas de Gualeguaychú y a la CTA. Sin embargo, fueron sólo gestos de distensión ya que la entrevista con Bergoglio sólo sirvió para recomponer la relación con la Iglesia pero de inmediato se abrió otro frente con el Vaticano por la insistencia oficial de ubicar a Alberto Iribarne como embajador ante la Santa Sede. Los asambleístas se fueron del despacho presidencial como habían llegado ya que el gobierno se mantuvo firme en su postura de remitirse al tribunal de La Haya en el caso de las pasteras y la CTA todavía no logró la tan prometida personería gremial que reclama. Precisamente fue en el ámbito gremial donde la jefa del Estado mostró la mayor continuidad: aceptó la recomendación de su esposo y recompuso relaciones con el titular de la CGT, el camionero Hugo Moyano, para que -tal como lo hizo durante la gestión de Kirchner- fuera el encargado de firmar la primera paritaria con el tope dispuesto por el gobierno para evitar así una puja salarial imposible de parar. Como agradecimiento, en un gesto insólito, el matrimonio Kirchner asistió al acto con que el camionero festejó sus 20 años al frente del gremio. En el plano internacional la diferencia está más marcada. A diferencia de su esposo, la actual Presidenta disfruta participar activamente en reuniones con sus pares del resto del mundo como lo demostró en la reciente Cumbre del Grupo Río que trató el conflicto Colombia- Ecuador. Previamente, en un claro gesto de presencia en las crisis externas, la presidenta había enviado a Néstor Kirchner a asistir a la liberación -frustrada en ese momento- de tres rehenes de las FARC. En política regional, Cristina se mantiene prudentemente a caballo entre Brasil y Venezuela, aunque la dependencia energética de la nación caribeña en algunas oportunidades, la muestren más inclinada a Chávez que a Lula Da Silva. En política internacional, Cristina Fernández tuvo un traspié. Fue la visita del presidente de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang, porque nadie había previsto que el personaje tenía antecedentes de violar los derechos humanos en su país, la bandera principal del proyecto kirchnerista. La Presidenta se vio obligada a reprochar públicamente en el Salón Blanco de la Casa de Gobierno esa falta a su visitante. Algo parecido le había pasado a Néstor Kirchner con la fuerte inversión de la China. Finalmente, en el plano de la continuidad, la Presidenta tiene también disputas internas heredadas de su antecesor, como las de Guillermo Moreno con el ministro de Economía de turno o las de Alberto Fernández con Julio De Vido. Agencia DyN